martes, 21 de julio de 2009

Flor...

Creo que no hay sentimiento mas poderoso que el que nos trae un hijo.
Ese nidito calentito que a la vez nos cobija y nos aterra.
Y esto es también devenir en mujer. Como dice Laura Gutman: "La madre que nos habita" que somos nosotras y son todas las mujeres de nuestro linaje en parte, y esos lugares quedan en carne viva apenas parido el bebé.
Nunca voy a olvidar esa sensación de aturdimiento, de belleza , de miedo, de impotencia, de enojo, de amor. Algo que realmente te atraviesa, no hay chance, hay que transitar.
Juntas paso a paso, vos y tu hijita, dos úteros temblando en la misma sintonía...es bello y es abrumador.
Y todas las mujeres de la familia de tu compañero que se hacen presentes en ella también...es muy fuerte, y es muy fuerte en estos momentos de tanta vulnerabilidad tener que compartir el cachorro, y compartir este tránsito tan intimo con el hombre que elegimos, y más fuerte aún tratar entre lágrimas de explicar.
Tantas veces vas a escuchar: "Pero por qué llorás?, mirá la bebé hermosa y sanita que tenés..."
Lloro por que parí, y se me abrieron todos los cuerpos, el físico, el energético, el espiritual...y de ahí salió el bebé y salí yo también!
Lloro por que siento que tengo que llorar para sanarme y para liberar a mi hija.
Lloro por que no puedo dormir, ni comer, sin acordarme que ahora soy distinta.
Loro por que no se que me pasa que tengo que llorar!!
Te abrazo y te acompaño.
Todas somos una.

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